miércoles, 17 de enero de 2018

A igual trabajo, igual salario

En el pasado 2017, la plantilla del sector público volvió a crecer, después de diez años de crisis y de recortes que culminaron en el 2012, cuando el gobierno decidió congelar la plantilla de empleados públicos, con una tasa de reposición cero que, unida a las jubilaciones casi masivas y la grandilocuente apuesta por la administración electrónica, han dejado la Administración al borde del colapso. Pero no todas las Administraciones Públicas han sufrido por igual la merma de sus efectivos. De hecho, ha aumentado un 0,1% respecto al 2016… ¿Cómo se explica esto?.

Según el Ministerio de Hacienda, el número de empleados públicos en el 2017, era de dos millones quinientos veinte mil, número superior al del inicio de la crisis. Cifra chocante si analizamos la evolución a la baja de las plantillas de la mayoría de los ministerios. Aunque todo tiene una  explicación, porque el sesenta por ciento del empleo público corresponde a las Comunidades Autónomas, que han aumentado la plantilla en un 9% -137.000 efectivosen estos últimos diez años, mientras que la Administración General del Estado ha perdido. Así se puede entender que el porcentaje de Empleados Públicos en toda España sea del 13´6%.

Tampoco las Empresas Públicas, por sorprendente que parezca, han visto mermadas sus plantillas. Si bien es verdad que cayeron alrededor de un 7% al principio de la crisis, después se recuperaron con un aumento espectacular de 11,5%, entre el 2010 y el 2013.

Según el informe del Banco de España sobre la evolución del empleo público de las Administraciones Públicas en los últimos diez años, seis de cada diez funcionarios trabajan en una Comunidad Autónoma. Concretamente, en el 2016, las Comunidades Autónomas contaban con un millón setecientos mil empleados, seiscientos mil las corporaciones locales y quinientos cuarenta mil la Administración Central.

Desgraciadamente, el agravio comparativo no se queda solo ahí. Si echamos un vistazo a los salarios, resulta que la Administración General del Estado, por el mismo puesto, paga entre 3.000 y 21.000 euros menos que una autonomía. Concretamente el Estado paga alrededor de un 25% menos. ¿Cuál es la “razón” que esgrime el Gobierno para justificar este desprecio hacia sus trabajadores?... pues, ninguna… confesable, que sepamos. Aunque no es difícil deducir que para equilibrar las cuentas, al Gobierno de turno le resulta más cómodo recortar los excesos de los gobiernos autonómicos, metiendo la mano en el bolsillo de los trabajadores de la Administración Central. Con la connivencia, claro está, de los autodenominados “agentes sociales” que hace tiempo se decantaron por el colectivo autonómico, más jugoso, en detrimento del nuestro.  Ha tenido que visualizarse este otoño, el desfase salarial entre la policía autonómica y la policía nacional, para tomar conciencia del problema.

No podemos seguir tolerando este maltrato continuado al empleado público de la Administración General del Estado, que ha sufrido casi treinta puntos de pérdida retributiva en los últimos quince años. Ni seguir siendo el colectivo de tijeretazo fácil, donde el Estado intenta equilibrar sus cuentas. Y, menos aún, seguir siendo moneda de cambio de políticos y sindicatos, convirtiendo en misión imposible el desarrollo de una carrera profesional digna de tal nombre.


Se hace urgente un fondo adicional que palíe esta diferencia retributiva, como inicio de la equiparación definitiva de salarios. 

Porque, a igual trabajo… igual salario.